De Muhammad Ali se pueden
escribir muchas cosas: de su increíble capacidad atlética para moverse como un
peso mediano e impactar con la potencia de un peso pesado. O su ejemplar figura
que intimido a todos en la loca época de los sesentas. O la comercialización de
su imagen que hasta hoy se pueden encontrar en poleras. O del juicio que le
quitó su campeonato.
Justamente, hace 50 años
el joven afroamericano Cassius Clay conquistó el título de la Asociación
Mundial de Boxeo de los pesos pesados derrotando a Charles Sonny Liston. Al
poco tiempo el campeón abandonó su nombre por considerarlo un símbolo de la
dominación blanca. Dejó de ser aquel joven para transformarse en un hombre
musulmán. Renunció a sus amistades en Ohio, en aquel tiempo un estado anti
negro, para revolucionar una sociedad profundamente discriminatoria. Él no era
un boxeador negro que ocupaba su cuerpo para la entretención de los blancos.
“Lo voy a decir
claramente, en la televisión. No. No pienso ir a 15.000 kilómetros de aquí para
ayudar a asesinar y aniquilar a otro pueblo, para dar continuación al proceso
esclavizador del hombre blanco sobre la gente de tez más oscura de esta
tierra”, pegó Muhammad Ali con un discurso cauto sobre su condición de
desertor.
Ali tenía una salida para
seguir siendo campeón. Cuando se acercó al centro de reclutamiento su círculo
de hierro había pactado con el gobierno una incorporación de seis semanas en el
centro de entrenamiento sin viajar a Vietnam. "Si aceptas
la incorporación la vida continua", le dijo uno de sus
abogados.
Cuando el oficial vociferó su nombre para la incorporación pactada, se quedó quieto, sin pestañear, ni
respirar. El oficial gritó nuevamente su nombre y le dijo que "renunciar
al ejército era un delito grave, entiende señor", nuevamente, y por última
vez, dijo su nombre, pero nada. Apareció un agente del FBI delante de él y lo
detuvo. Un oficial del ejército salió al paso de las cámaras para entregar una
voz oficial: “El Sr. Muhammad Ali acaba de negarse a ingresar en las
fuerzas armadas de EEUU. Se comunicará dicha renuncia al fiscal del Estado y a
la autoridad militar local para que tomen las acciones necesarias”.
“Aquí acaba la carrera del
campeón mundial Muhammad Ali ¿Qué ocurre ahora con si título? Sin duda, le será
retirado por las autoridades de este país y por la Asociación Mundial de
Boxeo”, dijo el famoso periodista Howard Cosell que mantenía una
relación simultáneamente de amor y odio con Ali. Terminó con una
frase apabullante, pero errónea: “Termine como termine su caso legalmente, no
seguirá siendo campeón”.
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