martes, 17 de junio de 2014

El sello

Gago pasó a Higuaín. Higuaín a Messi. Que si vengo que si voy. ¿Por adentro? No, mejor por afuera. El explosivo sprint dejó atrás a un bosnio. El fútbol moderno se caracteriza por encontrar y ubicarse en los exiguos espacios. Higuaín, lo sabe. Arrancó, después de la descarga, levantó la mano izquierda pidiendo el balón en la zona que le llegó.

También sabe que a Messi la descarga debe ser redonda y de primera, así lo hizo. Corrió de derecha al centro –como lo hace en Barcelona- al frente cuatro camisetas azules y uno que lo venía corriendo desde el centro de la cancha. Al borde del área le salió el central, lo esquivó, y los rivales terminaron chocando y desparramos en el suelo.

“Pegale, pegale, pegale, pegale; cantalo, cantalo, cantalo, cantalo, cantalo”, gritó el relator. Tiró ajustado de zurda, pegó en el poste izquierdo del ataque y entró pidiendo permiso. Avanzó un par de metros, miró al piso, agarró con las dos manos su camiseta número diez y la estiró. El maracaná vestido de albiceleste vociferó el gol.

“Ahora si te reconozco, ahora si sos Messi, ahora si jugas tranquilo, ahora si. Argentina dos, Bosnia cero”, dijo el narrador. Otra cámara permite resolver algunas cuestiones del gol: el bosnio que lo persiguió fue Besic, casaca siete. Que termina chocando con Bicakcic, número tres. Ellos impedían que pateara al arco, pero lo llevaron a su zona de confort, a su sello.      


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