“¿Tienen la noche libre?” –Preguntó un periodista- “sí, tenemos la noche libre ¿por qué tienes algún problema?”, respondió Garito Medel. “No, es sólo una pregunta”. “Aaah o quieres que estemos encerrados”, finalizó el jugador. Miró a los reporteros locuaces con cara de pocos amigos. “Bueno muchachos que estén bien”, dijo mascando la rabia, luego de una pregunta con “poco tacto”.
Para
empezar, debo admitir que soy hincha de Medel – de ahí que lo llame Garito y no
Gary Alexis a secas-, un vínculo irrenunciable, indestructible e insoslayable
concebido por una institución que transita los caminos del desazón
permanentemente. Porque los amores escasean de raciocinio, no se está por
conveniencia o comodidad, al contrario, mientras más dolor exista el sentido de
pertenencia pareciera aleonarse.
Modelo
de cómo se debe ascender en la escala social burócrata. Nacido en la comuna de
Conchalí, precisamente en la población La Palmilla: “Villa de escasos recursos
compuesta eminentemente por trabajadores, empleados y obreros de clase baja. Si
bien el sector no es en sí problemático, los barrios aledaños sí son peligrosos”,
escribió el periodista Joaquín Rivero para el periódico The Clinic. Las
lágrimas de Garito conmovieron a todo un país con su entrega en el mundial.
Lesionado, vendado hasta los dientes, construyó un carácter fibroso a punta de
pases a la cuneta y la guapeada chora. Convencido de que los cocos y la maña se
ganan en la población: “Hay más presión acá que en la Bombonera”, contó en el
año 2010. “En el barrio se ve de todo. Una vez estábamos jugando y me pusieron
tres pistolas en la cabeza”, explicó.
Sin
embargo, las calles no pavimentadas o los campos abiertos son refugio para ver
a niños jugando a la pelota o elevando volantines. En una esquina de la
población se encuentra la botillería Colo-Colo. Don Calderón, vecino fundador expresó
que “tomaban todo lo que allí había. Chicha, vino, lo que alegrará”. Y además
agregó: “Teníamos clubes de rayuela en el paradero de allá. Fui capitán del equipo,
jugaba con las dos manos: métale izquierda y derecha”, “un rato rayuela larga”
–interrumpió el periodista-, “y póngale rayuela corta”, remató. Es uno de los
pocos barrios con identidad, patrimonio, historia y gran contenido humano. Más
allá de la imaginaria que comunica la televisión y los poderes públicos. Garito
aprendió que en cada porrazo había que levantarse para conseguir sus sueños:
“Sé que hay muchos niños que deber querer ser futbolistas profesionales, llegar
a la selección y ser campeones del mundo. A ellos les puedo decir que tienen
que seguir sus sueños, no darse por vencidos, porque al final la recompensa
puede llegar. Para triunfar, hay que tener hambre y deseos de ganarle a la
vida”, comentó para el periódico La Segunda.
Su
vida podría materializarse en un libro de auto ayuda o un documental cebollero
de cómo superarse en la vida, porque su capacidad de resiliencia es bestial. Su
padre, de oficio jardinero, nunca fue bueno para el fútbol, sin embargo sus
hijos (el menor, Kevin, es seleccionado sub 20) tienen talento y coraje. En el
año 2012 la televisión española lo entrevistó: “Desde chico quise ser
futbolista. Pero cuando tenía 17 años y nacieron mis hijos gemelos Alejandro y
Gary, ahí me enfoque por completo en el fútbol. Lo mejor que uno puede tener es
la familia. En los brazos tengo tatuado el nombre de mi familia: Marisol, mi
madre y Luis, mi padre, y acá (parte posterior del antebrazo) el nombre de mis
gemelos, entonces cada vez que hago un gol me beso los tatuajes para dedicárselo”.
“La
entrega de Gary es única. Estaba lesionado y seguía luchando igual. A los nueve
años, ya iba a todas” contó su descubridor, Alfonso Garcés, viejo canoso que
transita Santiago buscando talentos para llevarlos a Católica. Recuerdo el día
que me cruzó para invitarme a la prueba de jugadores que hacía el club. Fui y,
al lado mío, estaba un mocoso que le decían pitbull, ni chances de competir. “A
veces, estoy cansado, pero veo a mis compañeros correr, y me dan ganas de
seguir corriendo, es algo natural”.
“Eres el cuarto chileno en la historia del Inter (Zamorano, Pizarro y Jiménez) ¿tuviste la posibilidad de hablar con ellos?”, preguntó el periodista. “Muy feliz de llegar al Inter. No tuve la posibilidad de hablar con ninguno, pero sí hablé con Mauricio Pinilla, me dijo que es un club muy grande que ha ganado muchas copas nacionales e internacionales”, fueron las primeras palabras vestido con la camiseta de entrenamiento del club italiano. “No he venido a reemplazar a nadie, vengo a marcar mi propia historia”, dijo el chileno que utilizará el dorsal dieciocho. Garito Medel es todo lo que queremos ser.
BUENA COLUMNA. +2, POR OTRO FANATICO DE GARY, IDOLO!
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