sábado, 19 de abril de 2014

GolReal

Los bastones blancos y rojos se interpusieron, pero en el buen sentido de la palabra. O sea, ver al líder del campeonato contra su escolta es algo que no se debe dejar pasar. Las pasiones que desbordan las canchas argentinas son únicas en el mundo y ser testimonial es un acto de agradecimiento. Además que las redes sociales permitían saber que el aplicado Di María había encajado el primer gol. Bartra, de cabeza cobraba esperanza azulgrana. Empero, Bale mató toda chispa de esperanza. Barcelona perdía, otra final en mestalla a manos del Real Madrid. En vivo: Estudiantes no convivió con la suerte y tachó un empate.

Quitar una jugada de fútbol de su contexto es un trance suicida. El entorno es, casi, todo en el deporte. Sin embargo, el gol de Di María tiene toda la magia que se necesita. Su majestad el contragolpe: es una concepción de juego ofensivo que prescinde en lo posible del número de combinaciones para llegar cuanto antes a la posición de tiro o remate.

El Madrid arropado encapuchó los espacios defensivos en una zona pre-establecida. Barcelona quería imponerse a través de una posesión inocua. Isco interceptó un pase de Alves. Gritó la gente madridista, intuían que algo podía ocurrir. Comenzó la búsqueda de espacios a través de movimientos coordinados. Ataque violento. Bale se ubicó en la espalda de Busquets, Jordi Alba ya comenzaba a mirar el número 22. Soltó el pase para el gales que con un toque lanzó para Benzema que con total autonomía de su cuerpo lo articuló para jugar el balón al espacio. Tres pases y el balón estaba entre el arquero y el delantero.  

La simpleza de los movimientos permitió a Di María cabalgar directamente a la portería de Pinto. Se jugó en profundidad hacia adelante buscando penetración. Alba, como un loco, nada pudo hacer. El argentino demostró serenidad, tranquilidad, hambre y sed de gol en el disparo final. Tiró cruzado y ataque directo perfecto.

Pulgar derecho a la boca. Cuarto gol de Di María por Copa del Rey. Cristiano gorra negra Nike levantó los dos brazos. Llegaron los artífices de la obra perfecta, también los que tapaban espacios y que no acariciaron la pelota.

Las pasiones engañan a la memoria. El fideo hace un par de meses abandonaba la cancha pitado por la afición merengue. Hoy, es pletórico, marca goles importantes, demuestra polifuncionalidad, inteligencia táctica y expresa compromiso con el equipo. Con un Messi frívolo, Agüero sobreviviendo a tercas lesiones, Higuaín frustrado por un equipo que lo desabastece, pareciera que Di María encara la final de temporada con ventaja sobre el resto de los cuatro fantásticos.               



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