martes, 6 de mayo de 2014

Grandes peleas del siglo: Mayweather versus Maidana

Arrodillado frente a su enemigo, mirando el suelo yace Leónidas. Sus espartanos agazapados esperan su último rugir. A esta raza de guerreros debes matarlos y volver a matarlos. Gritó “Stelios” –guerrero eficaz y mortal-  desatando el infierno. Caían flechas cortando el aire, pero ellos seguían de pie. Con sangre en el ojo, tomó impulsó para atacar. Por alguna extraña fuerza los embistes le pasaban por un costado, intocable, indestructible. Proyectó la lanza hacia el rey Jerjes, su enemigo, inverosímil por la resistencia. Frente a sus ojos, la muerte le hizo un guiño y el ataque rozó su mejilla. La sangre salpicó el trono de oro. Asustado, un mortal había conseguido sangre del rey.




Imperio Mayweather

Según la revista The Ring, Mayweather es el mejor boxeador libra por libra de la actualidad gracias a una depurada técnica, desplazamientos constantes arriba del cuadrilátero y controlar el ritmo de combate a voluntad. En la noche del sábado lo hizo de nuevo: derrotó sin dudas al valiente Marcos Maidana por decisión unánime (las tarjetas oficiales fueron: 114-114; 117-111 y 116-112). Pero “el chino” consiguió lo que ningún otro boxeador pudo hacer en 45 peleas anteriores: obtener sangre del campeón.

La táctica de Leónidas Maidana se basó en iniciar desde el centro del ring y emprender el ataque con el jab, intentar arrinconar, sacarlo de su zona de confort, que sienta en la espalda las ásperas cuerdas. Una vez entre los guantes y las cuerdas, lanzar golpes a la banda hepática desgastando físicamente al rival para evitar los desplazamientos. Es decir, una pelea corta, sobre las cuerdas, sin salida.

Mayweather sorprendido por la valentía del rival, empezó a entorpecer el combate. Sacó del bolsillo el recurso de la artimaña, del codo sobre la cara, del diálogo con el juez. Estrategia hábil y desgastadora. Entabló una relación molesta, y por momentos, Maidana cayó en el juego. Debilitado físicamente por su constante tirar y tirar hacia las puntas y no encontrar nada, se frustró: pegando un golpe bajo al norteamericano. El argentino conectó 221 de los 858 golpes que lanzó en toda la noche, mientras Mayweather aterrizó 230 impactos de los 426 que tiró.



Y apareció el mejor campeón: controlando a merced los tiempos del combate. Poniendo en práctica el arte del “no me tocaras”, invisible. Un esgrimista de clase. Sin embargo, el pómulo derecho tenía la marca del golpe que decía: alfajor Guaymallén, que en huarpe significa “tierra de ciénagas, vegas o bañados”.

Capeando al adversario, Mayweather se enfrascó en algunos intercambios con Maidana, que, según los especialistas, no favorecía al campeón de CMB (Consejo Mundial de boxeo). Pero el ex campeón de AMB (Asociación Mundial de Boxeo) no pudo prevalecer esa instancia buscando una mano noqueadora. Por contrario, cuando apareció la furia cambiando golpe por golpe el súper campeón zafó gracias a su experiencia y categoría. Lentamente ganaba la batalla psicológica.



Último round: en la esquina azul están sentados y tranquilos, saben que la única forma de perder es caer sobre en el cuadrilátero. En cambio, en la esquina roja, Maidana se encuentra de pie, intentando cambiar el aire; el sudor cae por la cara llegando a la toalla envuelta en el cuello, le tiran agua en la cabeza. Robert García –su entrenador- le grita: “vamos chino con todo”.

Hablar de victoria moral es algo que levanta a los muertos de su tumba, eso es para los optimistas de la derrota. Sin embargo, las credenciales del “chino” permanecen intactas: no fue derribado y sacó sangre al campeón. La revancha parece más cerca que lejos. A Mayweather no hay con que garrote darle. El cono sur, ha visto como caen sus mejores representantes intentando derribar el imperio. Estilista de raza. Aparece y desaparece (como Chris Paul en la publicidad de NBA). Ahora, su logo debe analizar si da la revancha o aparece Pacquiao en su camino. 



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