Y llegó la derrota. En el deporte cada partido posee distintas conjeturas, para cierto sector de la hinchada el resultado pasó por la designación del árbitro gambiano Bakary Gassama: injusto, ilegal e ilícito. Sin embargo, cometió errores pequeños, como no amonestar al defensor holandés Daley Blind por falta reiteras, pero en ningún caso fue trascendente en el resultado final. Por otro lado, el periodismo deportivo indicó que “con la derrota en la mano alegar que los naranjas son defensivos y mezquinos no mejora en absoluto la tarea realizada por la selección”. Asimismo nos invita a realizar un juego: “Olvidémonos de que Brasil nos ha ganado siempre. También dejemos de lado las suspicacias: que la localía, que el arbitraje, que nos van a perjudicar…”, escribió la revista el Grafico, en un juego burdo y autocomplaciente.
Sampaoli
conocía la propuesta de Holanda: “Fue el juego que esperaba, con el rival
replegado y ni siquiera contraatacando, sino que tirando pelotazos a los
delanteros”, analizó. Esto es preocupante, porque incluso conociendo la forma
de jugar, no se pudo romper la resistencia con jugadas colectivas en el primer
tiempo. Dos de las aproximaciones fueron jugadas planificadas de balón detenido:
tiro y cabezazo de Gutiérrez. Buen síntoma.
“El
partido se abrió de pelota parada, pero Holanda ganó de manera injusta. Chile
propuso y ellos cortaron con faltas”, dijo frustrado y confundido porque el
fútbol no se gana a través del mérito y no existe la justicia. “Pusieron a
nueve jugadores por detrás de la línea de la pelota. Nosotros quisimos jugar,
ellos no”, agregó. Existen diversas formas de jugar, unas más generosas que
otras, pero todas respetables si son reglamentariamente posibles. Cuando le
preguntaron a Van Gaal que pensaba de las declaraciones del entrenador chileno,
pensó y luego existió: “No voy a decir nada. No me interesa lo que dijo”.
Jugados
tres partidos hay que sacar conclusiones para lo que viene. Al parecer, el
equipo chileno convive de mejor manera con rivales que salen a proponer:
desplegó su mejor fútbol contra España, un rival que ataca desde la posesión de
pelota. En cambio, contra Australia y Holanda se observó un equipo incomodo,
sin poder triangular en la zona de creación y escaso de profundidad. Por eso,
Gary Medel tiene un 92 por ciento de acierto en pases. Es una salida
lateralizada, sin verticalidad.
La
derrota es inevitable. Es parte del camino que lleva al éxito, sin ella, no
habría aspectos para mejorar y sería un equipo perfecto. Sampaoli ha demostrado
ser un tipo inteligente obteniendo conocimiento desde la experiencia,
encarrilando facetas del equipo en plena competencia. A priori, Brasil
intentará ser avasallador: con una defensa alta para recuperar rápido la pelota
y con Neymar como punta de lanza. Porque debe ser el protagonista. De otra
manera, su historia y la gente no lo perdonarían.
Las
suspicacias no tienen cabida antes del partido. No colocar el parche antes de
la herida. Esos pensamientos son de otra época, de otra generación. Pensar en arreglos
es volver al pasado, cuando importaba el triunfo moral y, significaría, que
nada se ha aprendido. Van Gaal termino la conferencia de prensa diciendo que
“yo ya jugué 5-3-2 y gané con este sistema. Pero variamos, vemos. En realidad,
mi táctica es tratar de hacer un gol más que el rival”. Muestren matices, sean
una selección coral.
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